El contexto familiar procura a sus miembros una sensación de pertenencia y aceptación que contribuye a desarrollar la identidad personal y la autonomía de las personas que lo conforman. Sus vínculos emocionales son generalmente estables y sólidos, sobre todo en el caso de necesitarse para enfrentar una dificultad o amenaza y, al mismo tiempo, les permiten la libertad e independencia necesarias para que cada uno busque su propio camino.
La mayoría de sus intercambios comunicativos son claros y directos, y el manejo de las emociones es pertinente a la situación vivida. En caso de disgustos y discrepancias, aunque a veces es difícil, encuentran la posibilidad de poder hablarse. Y un aspecto interesante de la mayoría de las llamadas familias “funcionales”, es que tienen sentido del humor: suelen hacerse bromas y muchas veces conviven divertidos.
Cualquier familia enfrenta problemas, aunque sea funcional. Lo que hace la diferencia es la forma como enfrentan y buscan las soluciones. Todos los miembros de la familia y del grupo como sistema requieren tiempo para comprender las dificultades y de esta manera contribuyen al buen desarrollo de todos una vez que se ha superado la crisis. Los conflictos que la familia enfrenta y supera ayudan a sus miembros a crecer y, a la larga, tienen un efecto positivo: los chicos aprenden a no ser personas extremadamente rígidas, pues no se resisten al cambio y buscan alternativas. La principal dificultad que tienen las familias disfuncionales, es que no resuelven o niegan sus problemas y así éstos aumentan y empeoran.
Los roles tradicionales, que son las pautas de convivencia, tienen que ver con lo que se debe hacer o no en cada familia; en la mayoría de las funcionales son claros y convincentes para todos, cada uno cumple la parte que le corresponde para que no se sobrecargue a alguien ni por edad o por sexo, como por ejemplo las labores del hogar a la madre.
Las relaciones afectivas entre todas las personas pertenecientes a la familia se da de manera horizontal y con cierto margen de consenso; sin embargo, se debe guardar la jerarquía entre las personas de autoridad y los hijos. Las relaciones a nivel intergeneracional son verticales, especialmente cuando los padres deben imponer ciertas reglas como la obligación de ir a la escuela. En una familia funcional no todo puede ser democrático. Muchas familias dejan de ser funcionales cuando se invierte la jerarquía; por ejemplo cuando la madre pide autorización al hijo, y cuando la jerarquía se confunde con el autoritarismo.
Algo que caracteriza a las familias funcionales es que están predispuestas al cambio, y así logran nuevos equilibrios. Son capaces de enfrentar las vicisitudes que pasan a lo largo de la vida, cuando por el proceso de madurez —tanto de los padres como de los hijos— se les plantean nuevos retos y problemas. Son sensibles a las necesidades de los miembros de la familia y a las experiencias nuevas que enfrentan al crecer.
Las familias funcionales tienen la capacidad para manejar la proximidad y la distancia entre los miembros de la familia. Logran el contacto afectivo y cálido entre todos sus miembros; pero al mismo tiempo son capaces de permitir que cada uno tenga sus propios espacios, sus actividades personales y su vida social independiente.
Cada familia pasa por procesos de equilibrio y cambio; por eso requiere adaptar y modificar aquello que, hasta ese momento, le había funcionado. Las personas que conviven tienen que revisar frecuentemente si su sistema de jerarquía, sus roles y reglas, son claros para todos y están adaptados a las necesidades del momento de su vida.
Lo difícil es saber si todos los que vivimos bajo el mismo techo consideramos que somos funcionales. Un buen tema para discutirse en familia, ¿no cree? Le sugerimos que abra su propio foro de discusión familiar utilizando esta lectura y después nos envíe sus opiniones y comentarios sobre la experiencia. Gracias.
8 razones por las cuales es mejor cenar en familia.
Recientemente me tope con un artículo con 8 razones por las cuales es mejor cenar en familia.
Me llamo mucho la atención, ya que en estos tiempos locos de hoy, se esta perdiendo mucho el, ya no digo cenar, comer o desayunar, tener alguna comida con toda la familia.
Los diferentes horarios de los miembros de familia, las actividades extracurriculares, el trabajo, los compromisos, o hasta la flojera de cocinar, uff!! Ahí vamos sacando un montón de pretextos en donde mucha gente acaba comiendo fuera o comprando ahí cualquier cosa en el camino para comer.
Claro que es mucho mejor cenar en familia ya que habrá mucho mejor probabilidades que tus hijos se alimenten mejor, coman mas fruta y verduras que comida chatarra, rindan mas en la escuela, tengan menos probabilidades de desordenes alimenticios, menos índice de andar en drogas, pero las mas importantes: mejor calidad en el trato padres-hijos con el simple hecho de sentarnos a la mesa y compartir los alimentos. No es necesario ningún estudio para deducir todo esto.
Y luego esta claro, la mas importante razón en estos tiempos duros de recesión, sale muchísimo mas barato hacer la comida en casa!! Y tendrás menos probabilidades de enfermarte del estomago agarrando sabe Dios que bichos cuando comes cosas de fuera.
Como han cambiado los tiempos ahora que muchas mujeres trabajan y mal tienen tiempo de recoger a los hijos de la guardería y llegar muerta a la casa a tener que hacer la comida y limpiar.
Sin embargo recuerdo a mi propia Madre, que llegaba del trabajo y no se como, pero ella siempre nos tenia comida, se ponía a recoger, a supervisar que hiciéramos la tarea, a dejar preparado lo del día siguiente, mandarnos a bañar, cenar, etc. Todo!!! Es mi heroína.